Contaban que serían las 12 de la noche, más seguro las cuatro de la mañana, Apolo se vestía de gris, pero no podía esconder su mirada triste, aquello que reflejaba tan profundo y caía en una lágrima perdida entre las mejillas y las comisura de los labios, pero de repente sabía que alguien importante había entrado en su vida, también en sus adentros sentía como se rompían los esquemas de la grandeza, pues estando allí, de repente se sintió feliz, había alguien que lo había pasado peor que él, incluso en lo más profundo del infierno, otra mirada limpia se reflejaba frente a él, por un momento no supo que decir, pero notaba como un líquido embriagador, junto a un viejo cigarro desgastado, le ofrecían una mano abierta sincera, y simplemente se sintió, como aquel héroe que llega a su destino sin saber nada más...
Recuerdos desde mi rincón
Driadea