Miraron alrededor de ellas y sus tristes vidas, en ningún momento tuvieron algo menor, daba pena la crueldad con la que trataban, a quien hubiesen tenido que querer.
Su alma podrida con gusanos asquerosos que destilaban atención como babas en la niebla. Sentí asco e indiferencia, pues me había prometido a mí misma no ver una lágrima más.
Y en este mundo, donde toda la maldad se paga, no miraron hacia atrás, jajajaja diciendo que para atrás ni para coger impulso, pena que valíais, y ahora dais.
De lo que no hay que tener pena es de que reciban su castigo y que sea ejemplar...
Decido no tener que participar en este aquelarre... Piénsalo!!!
Saludos desde mi rincón.