Se movía con encanto y fragilidad, era una pequeña valiente sobreviviente de muchas emociones que escondía, tras aquellos ojos claros su mente y su corazón realizaban un equipo grande pero vacío, no sabía en que momento había perdido toda coherencia, pero dos ojos sinceros la miraron y la aceptaron, siempre de buena gana, como los cerezos ornamentales que dejaban caer sus flores rosas en el pavimento sucio, tal vez ella era una de esas florecitas, tal vez un libro de Stephen King, y tal vez no fuera nada, pero el orgullo de mantenerse fiel a sí misma retaba a la mente más luminosa!!!!.
Recuerdos desde mi rincón
Driadea
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