Me sentí muy bien mientras me tomaba mi té verde, lo había cambiado en vez del café porque me ponía nerviosa, un cigarro se apagaba en el cenicero de manera natural junto a las velas que había encendido para crear un ambiente de tranquilidad. Pero llegaba la primavera y esperaba anhelando el verano, cincuenta primaveras me esperaban, y me sentía distinta, diferente en su totalidad. Cuando me encontraba en estos momentos donde los rizos caían sobre mis hombros, había hecho muchas cosas, y sabía que me quedaban mucho por hacer, pero lo más importante era que estaba centrada en él presente y el pasado se había esfumado...
Recuerdos desde mi rincón
Driadea
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