Me encontraba sola ante la inmensidad del otoño, había tenido una conversación bastante triste.... Es muy difícil decir el sitio donde te gustaría estar cuando ya tú alma se haya ido...
Había preparado vino caliente azucarado, me sentía muy a gusto abrazada a la manta, por un momento me sentí muy agradecida por todos aquellos sentimientos, que ellos mismos se habían definido en la ambigüedad.
Miraba a mi alrededor y todo me parecía desordenado, sabía que había entrado en un trastorno obsesivo compulsivo, obsesión por la limpieza. Faltaban llamadas que realizar, y palmeritas integrales que se encontraban sabiamente escondidas para mí!!!!.
Me miré al espejo de nuevo, y vi el brillo en mis ojos, de nuevo, de repente, un nuevo brillo había vuelto, a finales de la brisa de septiembre...
Saludos desde mi rincón
Driadea