Me despertó ese olor hediondo del alcohol. Además del teléfono, también me habían cortado la luz, todas las facturas se amontonaban en mi escritorio sin razón. Pensé en la marcha de Janet, me di cuenta de la multitud de meteduras de pata que hice hacia su persona...
Mi gato ronroneaba a mi lado, era una viñeta de Garfield, nada tenía sentido si tenía que estar tan solo: tan solo como estaba un simple avistamiento de un planeta, y una lágrima arrolló resbalando lentamente por mi mejilla. El punto de inflexión lo desconozco, sin duda el resultado era aquel olor indescriptible, entre alcohol y tabaco.
Sacando hacia afuera medio cuerpo mío, olvidé que era un quinto piso y que seguramente el daño que recibiría, sería, parecido a la muerte que me estaba acechando!!!!
Saludos desde mi rincón.
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