Había recorrido de forma solitaria y vagabunda, parte de aquel desierto en el que habitaba, incapaz de definir su principio, medio y final, y tampoco ninguna frontera.
El único equipaje que soportaba era el propio peso de la RESONANCIA de sus oscuros pensamientos.
No había pretendido ser una COBRA compasiva, entendía perfectamente la magnitud e importancia de su sentido en aquel ecosistema, aunque a veces disfrutaba enroscada en sus anillos... inventando historias en que cenaba con roedores, porque un Dios superior e infinito les había dotado del don de no tener que alimentarse jamás.
Y únicamente entonces descubría porque era agnóstica.
(08-marzo-03)
Recuerdos desde mi rincón
miércoles, 14 de agosto de 2013
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