Había una vez una mujer, era una mujer con un nivel de maldad tan alto que equivaldría al diablo. Era alguien que olvidaba que tenía una hermana y una familia, la que ella misma había escogido, la que ella misma decía que la recogía cuando: comentaba que su madre la destruía.
Había alguien sin nombre, vacía, y sin recursos para haber llegado a la meta que una vez se colocó como si fuera un gramito de coca. La falsedad de la hipocresía se llamaban por su nombre, y la gente que a su alrededor deambulaba se alejaron tanto que quedó olvidada en un inmenso silencio...
Recuerdos desde mi rincón
Driadea